
El peso colombiano lidera en la región, pero la economía interna lanza señales de alerta
Por Redacción Economía – Revista Minación | Junio 3 de 2025
Al cierre de mayo, el peso colombiano se destacó como la moneda más fuerte de América Latina con una apreciación de 1,7 % frente al dólar, según un informe del Banco de Bogotá. Esta recuperación ocurre en un contexto regional marcado por la moderación en la retórica comercial del presidente Donald Trump y una mayor disposición al riesgo por parte de los inversionistas hacia los mercados emergentes.
Sin embargo, mientras la cotización del dólar bajaba hasta los $4.110, su mejor nivel desde enero, en el fondo de la economía colombiana persisten varias fragilidades estructurales que amenazan con revertir el aparente buen momento de la divisa nacional.
Viento a favor, pero piso inestable
El alivio temporal se vio impulsado por la postura cauta de la Reserva Federal (Fed) en sus tasas de intervención y por el apetito de los mercados globales ante activos de mayor riesgo, especialmente en América Latina. Solo el real brasileño se desmarcó de esta tendencia.
En Colombia, este contexto se reflejó no solo en la valorización del peso, sino también en un comportamiento positivo de las remesas, que en abril alcanzaron los US$1.097 millones, un crecimiento del 18 % frente a abril de 2024. De mantenerse este ritmo, el país podría cerrar 2025 con cerca de US$13.000 millones en remesas, consolidando este flujo como uno de los pilares del ingreso externo (equivalente al 3,1 % del PIB).
No obstante, esta bonanza enfrenta una amenaza concreta: la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó un proyecto de ley que impondría un impuesto del 3,5 % a las remesas enviadas por extranjeros a partir de diciembre de 2026. El impacto estimado: una caída anual de US$250 millones en ingresos para Colombia.
Agricultura al alza, minería a la baja
En el frente comercial, el primer trimestre de 2025 dejó cifras mixtas. Las exportaciones totales crecieron 5,3 % interanual, alcanzando US$11.895 millones, impulsadas en gran parte por la canasta agroalimentaria, que repuntó un 37 %. En contraste, los combustibles y minerales —tradicional base exportadora del país— cayeron 15 %.
El café fue protagonista con un crecimiento de 103 % en sus exportaciones, reflejando el dinamismo del sector agrícola. Pero las reservas de gas disminuyeron 13 % y las de petróleo apenas aumentaron 0,7 %, lo que podría limitar el repunte futuro de los sectores extractivos.
Inversión extranjera en retroceso
El panorama se complica con el desplome de la inversión extranjera directa (IED), que entre enero y abril cayó 32 %. Solo en mayo, el saldo neto fue negativo: US$108 millones salieron del país, reflejando la creciente desconfianza de los capitales internacionales hacia el clima político y tributario colombiano.
Una señal de esta incertidumbre la dio el reciente decreto del Ministerio de Hacienda, que aumentó las autorretenciones en renta para los sectores de gas y carbón en 2,7 y 2,3 puntos porcentuales, respectivamente.
Riesgo geopolítico en aumento
En paralelo, el gobierno del presidente Gustavo Petro firmó en mayo un memorando de cooperación con China en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta. Aunque se ha insistido en que no se trata de una adhesión formal, en Washington la noticia encendió alarmas. Analistas prevén posibles represalias comerciales o limitaciones en el acceso a financiamiento multilateral, lo que podría sumar presión al déficit externo.
¿Y el futuro del peso?
A pesar del repunte, el Índice de Tasa de Cambio Real (ITCR) subió 3,3 % en abril, lo que significa que el peso no solo se fortaleció frente al dólar, sino también frente al yuan chino. Pero el Banco de la República estima un déficit en cuenta corriente del 2,7 % del PIB para 2025, lo que implica que el país sigue gastando más divisas de las que produce.
En respuesta, los bancos privados han comenzado a recortar su deuda externa, con una reducción del 12 % en el primer trimestre. La expectativa de los analistas es que el riesgo fiscal y político siga escalando en los próximos meses, lo cual podría derivar en una nueva devaluación del peso hacia final de año.
Conclusión:
La reciente fortaleza del peso colombiano es, en gran medida, el resultado de factores externos temporales. Mientras los mercados internacionales mantienen su interés en activos de riesgo, las tensiones internas, el debilitamiento de la IED y el creciente aislamiento geopolítico podrían comprometer la estabilidad futura de la economía nacional.