
Desde la Gran Muralla China, el presidente Gustavo Petro oficializó la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el ambicioso proyecto de inversión global liderado por China.
En una declaración desde territorio chino, el presidente Gustavo Petro confirmó que Colombia firmará su adhesión a la Ruta de la Seda, la estrategia global con la que China busca extender su influencia económica y política mediante megaproyectos de infraestructura en Asia, Europa, África y América Latina. “Vamos a firmar la Ruta de la Seda. Tanto América Latina como Colombia somos libres, soberanos e independientes”, afirmó Petro, defendiendo su decisión como un paso hacia relaciones de igualdad con potencias globales.
La decisión ha generado intensas reacciones en Colombia, donde gremios empresariales, congresistas y asociaciones binacionales advierten sobre los riesgos estratégicos de alinearse más estrechamente con China, especialmente en un momento de tensión con Estados Unidos, el principal socio comercial del país.
¿Qué es la Ruta de la Seda?
La Ruta de la Seda moderna —conocida oficialmente como la Iniciativa de la Franja y la Ruta— fue lanzada por el presidente chino Xi Jinping en 2013 como una plataforma de cooperación económica internacional. Inspirada en las antiguas rutas comerciales de hace más de dos mil años, hoy se traduce en una red de acuerdos bilaterales enfocados en infraestructura, financiamiento y comercio exterior, con inversiones estimadas en más de un billón de dólares.
Andrés Giraldo, economista de la Universidad Javeriana, explicó que la Ruta funciona como una “puerta de entrada” a los intereses comerciales de China. “No es un bloque económico multilateral como los BRICS o el G20. Es una estrategia bilateral. Colombia entraría en el radar de inversión de China, no de todos los países firmantes”, puntualizó.
¿Qué significa para Colombia?
Colombia ya tiene una relación comercial sólida con China. En 2023, el intercambio superó los 18.000 millones de dólares, y empresas chinas participan en proyectos clave como el Metro de Bogotá. Además, entre 2000 y 2023, la inversión extranjera directa desde China ascendió a más de 800 millones de dólares.
Con la adhesión a la Ruta de la Seda, Petro apuesta a ampliar esta cooperación, incluyendo nuevos desarrollos en infraestructura tecnológica como redes de fibra óptica y plataformas de inteligencia artificial. Según el presidente, el país podría convertirse en un “centro del mundo” para la conectividad y el conocimiento digital.
“No se trata solo de exportaciones. Es una oportunidad para transformar regiones como San Andrés, Buenaventura o Santa Marta en polos tecnológicos con conexión global”, sostuvo Petro.
Las críticas no se hicieron esperar
La decisión fue recibida con preocupación por parte de sectores económicos. Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), advirtió que “la firma de este acuerdo puede tener muchos costos y pocos beneficios” para Colombia. “China no tiene interés en importar bienes de valor agregado, sino en desplazar producción local mediante prácticas comerciales agresivas”, agregó.
La presidenta de la Cámara Colombo Americana, María Claudia Lacouture, cuestionó la falta de transparencia del proceso: “¿Qué obligaciones asume Colombia? ¿Qué beneficios concretos obtiene? ¿Es público el texto del acuerdo?”, preguntó en un comunicado dirigido al Gobierno.
Desde el Congreso, la representante Katherine Miranda recordó que este tipo de convenios internacionales deben pasar por aprobación legislativa. “El Congreso no puede ser un espectador ante decisiones que comprometen la soberanía económica y política del país”, advirtió.
¿Y qué piensa Estados Unidos?
El giro geoestratégico de Colombia hacia China se da justo cuando Washington busca consolidar alianzas regionales frente a la expansión asiática. Panamá, por ejemplo, se retiró de la Ruta de la Seda este año tras presiones diplomáticas desde EE. UU., según denunció Pekín.
En respuesta, China ha defendido el derecho de los países latinoamericanos a elegir sus socios: “No necesitan que nadie actúe como maestro condescendiente”, dijo Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores chino.
¿Qué viene ahora?
Petro también anunció que propondrá una cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y Estados Unidos. La propuesta busca posicionar a Colombia como puente entre las potencias y renovar su papel como actor relevante en el escenario global.
El acuerdo con China aún debe oficializarse mediante una firma protocolaria. Resta por ver si incluirá cláusulas vinculantes, condiciones de financiamiento y mecanismos de control público, aspectos clave que definirán si la Ruta de la Seda será una oportunidad para el desarrollo o una trampa de dependencia.