
A pesar de las expectativas de muchos colombianos, expertos y líderes políticos sobre la posible eliminación del impuesto 4×1.000, parece que el proceso para su desaparición está lejos de concretarse. Este gravamen, que afecta las transacciones bancarias en el país, fue inicialmente diseñado como una medida temporal en 1998 en respuesta a la crisis económica y bancaria. Sin embargo, con el paso del tiempo, se convirtió en una fuente constante de ingresos para el Estado.
La reforma tributaria de 2022 había establecido la posibilidad de eliminar este impuesto a partir del 13 de diciembre de 2024, pero su eliminación se ve opacada por varios desafíos. Uno de los principales obstáculos es la falta de infraestructura tecnológica en muchas entidades bancarias y cooperativas, especialmente en las regiones más apartadas de Colombia. Para que este impuesto sea erradicado, es necesario que se implemente un sistema robusto de verificación financiera que permita monitorear las transacciones de todos los colombianos.
Incertidumbre
Según María José Navarro, superintendente de la Economía Solidaria, “ni los bancos ni las cooperativas están listos para cumplir con los requisitos tecnológicos”. Esta falta de preparación en las pequeñas entidades financieras de zonas rurales ha generado la resistencia a la eliminación del 4×1.000, ya que el proceso de modernización digital tomará varios años.
Además, el impacto del 4×1.000 en las arcas del gobierno sigue siendo significativo. Si bien el impuesto es visto como antitécnico por algunos, ya que fomenta la informalidad y dificulta el acceso al sistema bancario, sigue siendo un recurso fiscal esencial. La necesidad de un sistema de información eficaz y una infraestructura tecnológica adecuada son los mayores retos para su eliminación.
¿Qué sucederá con el futuro del 4×1.000?
El proceso de transformación digital en el sector bancario será clave para avanzar hacia la eliminación del impuesto. Sin embargo, por ahora, parece que el 4×1.000 seguirá siendo parte del panorama económico colombiano hasta que las condiciones tecnológicas y financieras estén dadas.