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Caro Ladino: fuerza femenina, talento tropical y alma noble

Por: Cristhian Camilo Castellanos Cachaya

Desde las montañas verdes de Apulo hasta los escenarios más coloridos de Colombia, pasando por reinados de belleza, carreras universitarias, estudios y hasta circuitos de motocross, Caro Ladino se perfila como una de las voces jóvenes más auténticas, polifacéticas y poderosas del país. A sus 23 años, no solo ha demostrado que la música sí puede ser una carrera de vida, sino que se puede ser artista, ingeniera, comunicadora, reina de belleza, deportista y, sobre todo, mujer orgullosa de sus raíces campesinas. Esta es su historia contada con la misma fuerza con la que canta: desde el alma.

Una bienvenida esperada: “soñaba con estar en Mi Nación

El encuentro con Caro Ladino inicia con gratitud. Con una sonrisa amplia y la voz cálida que la caracteriza, nos cuenta que soñaba con esta entrevista. “Estoy feliz, de verdad, muchas gracias por invitarme. Había deseado mucho estar aquí”, nos dice. Así comienza un recorrido por su vida, donde cada etapa ha sido sembrada con esfuerzo y regada con pasión.

Origen campesino, espíritu inquieto

Nacida en Apulo, Cundinamarca, y radicada desde hace 15 años en Mosquera, Caro se define con claridad: “soy una mujer campesina, trabajadora, orgullosa de mis raíces”. Su vida familiar estuvo marcada por la música: sus tíos y su padre llenaron su niñez de melodías. Sin embargo, nunca imaginó que podría vivir de ello.

Caro fue siempre una estudiante destacada, inquieta, creativa y multifacética. Estudió Comunicación Social y Periodismo y luego Sistemas, convencida de que todos esos saberes se pueden unificar para construir un proyecto de vida sólido, conectado con su vocación artística y humana. “Quiero usar lo que sé para servir, para apoyar empresarios, campesinos, jóvenes…”, afirma con decisión.

Influencias musicales: del plancha al merengue

El corazón musical de Caro late con muchos ritmos, pero sus raíces son claras: creció oyendo lo que ella llama “música para planchar”, una herencia sonora que incluye a Leo Dan, Palito Ortega, Los Bukis y Los Ángeles Negros. Pero también se enamoró del merengue, en especial de agrupaciones como Los Melódicos, Los Tupamaros y Los Hispanos.

Su puesta en escena combina elegancia, sabor, picardía y respeto por la tradición tropical colombiana. Y aunque el camino no fue fácil —“al principio me decían que no sabía cantar”—, la constancia la llevó a hacer de su pasión un trabajo.

Primeros escenarios: de almuerzos a ovaciones

Caro cuenta con ternura cómo inició su carrera musical: cantando a cambio de un almuerzo en un restaurante. Luego, ese almuerzo se extendió para sus padres. Más tarde, alguien le dijo: “tú deberías cobrar por cantar”. Y así comenzó a creérsela.

Una anécdota le da un giro épico a su relato: el profesor de música que en el colegio no la dejaba cantar, años después la invitó a su orquesta. “La vida es tan bonita que a veces te pone a demostrarle a otros lo que vales, sin que tengas que discutirlo”, reflexiona.

Reina inesperada: la corona detrás del micrófono

“Jamás me vi como reina”, confiesa Caro, riendo. Su interés por los reinados no surgió por la pasarela, sino por el micrófono. Quería cantar en el Reinado Departamental del Bambuco, y eso la llevó a inscribirse como participante. Lo que parecía una oportunidad puntual se convirtió en un nuevo escenario: el 30 de diciembre de 2024, Caro Ladino fue coronada como Reina Departamental de la Luz, certamen con franquicia al Reinado Nacional de la Chapolera.

Ahora representará a Cundinamarca en el evento nacional en Armenia, Quindío, y su orquesta ha crecido de cinco a trece integrantes. “La música y los reinados me han abierto puertas, me han enseñado a no poner límites a los sueños. A veces creemos que sólo hay un camino, pero cuando confías, los caminos se multiplican”, asegura.

“Zúmbalo” y “Tú no sabes cuánto valgo”: canciones con identidad

En sus conciertos, hay dos canciones que no pueden faltar. La primera, ajena, es “Zúmbalo” de Los Melódicos, un clásico que canta con alma y cuerpo. “Es una canción que me identifica, que la gente me pide. Fue de las primeras que aprendí”.

La segunda, propia, es “Tú no sabes cuánto valgo”, una composición que escribió para honrar a su madre, sus abuelas, sus raíces femeninas. “Quise decirle a todas las mujeres que su valor no está en lo que los demás piensen, sino en lo que realmente son: fuertes, valientes, valiosas”.

Una reina motera: pasión por el motocross

Detrás del maquillaje, los tacones y los escenarios, hay una mujer que se siente libre al acelerar una moto. Caro aprendió a manejar moto por necesidad —para trasladarse entre Mosquera y Bogotá—, pero pronto descubrió su amor por el motocross. “Es un deporte exigente, físico, lleno de adrenalina, y a la vez muy bonito. Me gusta porque me reta, me conecta conmigo misma”.

Aunque postergó su participación en una competencia por el reinado, no descarta retomarla pronto. “Las motos me empoderan. Me dan ese impulso para decir: yo puedo. Y me encanta la comunidad motera, ese sentido de hermandad”. Su lema es claro: “yo muevo con todo”.

Estudios, propósito y visión a futuro

Si algo define a Caro Ladino es su capacidad de articular mundos distintos: la música, la academia, el arte y la tecnología. Mientras canta en fiestas, también programa en lenguajes de software; mientras sube a una tarima, diseña campañas de marketing digital. “Sé que no es común ver a una artista que también sea ingeniera, pero yo creo que esa es mi ventaja: entender lo emocional y lo técnico, lo creativo y lo estratégico”.

En sus planes está seguir estudiando, crecer con su banda, llegar a más departamentos y países, y construir una familia. “Sueño con que muchas personas canten mis canciones, pero también con inspirar a otras mujeres. Quiero ser ejemplo de que sí se puede: que una mujer del campo puede llegar lejos, sin renunciar a lo que es”.

El motor emocional: su padre

Caro no duda en nombrar a su padre como la gran inspiración de su vida. “Él es artista, maestro, soñador. Es mi impulsor, mi alcahueta, mi guía”. También agradece profundamente a su madre, mujer campesina, “sabia y amorosa”, que le dio los valores con los que hoy construye su camino.

Aunque su carrera la pone bajo reflectores, Caro se define como hogareña: prefiere estar en familia antes que en una fiesta. “Soy hija única y ellos son mi mundo. Me gusta trabajar, ser productiva, estar en movimiento, pero siempre volver a casa”.

Cierre musical con corazón

Antes de despedirse, Caro nos regala fragmentos de tres canciones. Canta Zúmbalo, una canción de despecho con la frase “Adicta al dolor”, y una balada nostálgica: “Si no te hubieras ido”. Su voz no solo emociona, sino que reafirma lo que ya sabíamos: Caro Ladino no es una promesa, es una realidad en ascenso.

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