Colombia declara al café como su bebida nacional: un homenaje a los caficultores y a la identidad del país

En el marco del Día Nacional del Café y los 98 años de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), Colombia dio un paso histórico: el Congreso de la República aprobó la Ley 358 de 2024, que declara oficialmente al café como la bebida nacional, reconociendo su papel esencial en la cultura, la economía y la historia del país.

La iniciativa, liderada por la representante a la Cámara por el Quindío, Sandra Bibiana Aristizábal, fue celebrada como un acto de justicia con las más de 557 mil familias caficultoras que mantienen viva esta tradición desde hace generaciones. “Con esta ley queremos que Colombia abrace su identidad cafetera con más orgullo”, afirmó Aristizábal durante la promulgación de la norma.

Además del reconocimiento simbólico, la ley impulsa acciones concretas para fortalecer el sector. Entre ellas se destaca el programa “Quiero a los Cafeteros”, una estrategia nacional que promoverá el consumo interno del café colombiano, con énfasis en los productos de pequeños caficultores, mujeres, indígenas y emprendedores rurales.

La nueva legislación también establece que las entidades públicas y de economía mixta deberán priorizar la compra de café nacional, dando cumplimiento a lo dispuesto en la Ley 816 de 2003, y promoviendo así la economía local y el desarrollo rural.

Otra medida importante es la posibilidad de incluir el café en programas sociales como el Plan de Alimentación Escolar, el Programa del Adulto Mayor y otras iniciativas del Estado, lo que podría abrir nuevos canales de distribución para los productores nacionales.

Finalmente, la ley autoriza a los ministerios de Agricultura y Educación a implementar una cátedra obligatoria sobre el sector agropecuario en colegios públicos y privados, buscando así fortalecer desde la infancia el vínculo entre las nuevas generaciones y el campo colombiano.

Con esta decisión, el café no solo se consagra como emblema nacional, sino que se convierte en una herramienta para el desarrollo económico y cultural del país. Colombia no solo produce café: vive del café, piensa en café, y ahora también lo reconoce como parte de su alma.